martes, 6 de agosto de 2019


MIOPÍA: UN FACTOR DE RIESGO DE GLAUCOMA


La miopía es la forma más común de error de refracción ocular afectando a aproximadamente 1.600 millones de personas en todo el mundo, que representan aproximadamente el 22% de la población.
La miopía no es en sí misma causa directa del glaucoma, pero sí constituye un factor de riesgo significativo de desarrollarlo, especialmente cuando se trata de miopía alta, es decir, de más de 7-8 dioptrías.
Los estudios basados ​​en la población han demostrado que las probabilidades de desarrollar glaucoma aumentan con el aumento de la gravedad de la miopía. Esta relación entre miopía y glaucoma se da porque, el aumento de la longitud del ojo de los miopes afecta al factor contribuyente más importante para el desarrollo de glaucoma. Los ojos de una persona con miopía ya presentan alteraciones, causando una mayor fragilidad a nivel de las fibras nerviosas que componen el nervio óptico, el cual es mas susceptible a los aumentos de presión intraocular.

HIPERMETROPÍA Y GLAUCOMA       

El ojo del paciente con hipermetropía es (al contrario que en la miopía) de pequeño tamaño y, por tanto, el espacio intraocular destinado al drenaje del humor acuoso (líquido intraocular) se ve muy reducido, con el riesgo de que dicho líquido quede retenido de manera brusca en el interior del ojo, causando una crisis de glaucoma agudo.
¿ES POSIBLE LA CIRUGÍA REFRACTIVA LÁSER?

En el caso de glaucomas moderados o severos, no es recomendable realizar dicha cirugía, debido a que durante esta operación se produce un aumento muy elevado de la Presión Intraocular (PIO).

En el caso de hipertensiones oculares o formas de glaucoma muy leves, debe estudiarse cada caso individualmente y, si no hay otro tipo de alteraciones oculares y la Presión Intraocular está completamente estabilizada, el paciente puede someterse a este tipo de cirugías.

Habiendo visto que existe una relación directa entre miopía y glaucoma, es fundamental que todos los pacientes miopes acudan al médico oftalmólogo al menos una vez al año a fin de ser examinados en detalle para descartar el inicio de la patología glaucomatosa. 
Detectarlo de manera precoz y comenzar un tratamiento anti-glaucomatoso será fundamental para frenar el avance de esta enfermedad.



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