¡ALERTA!
RIESGOS DE LA PRESIÓN OCULAR ALTA
La tensión
ocular o presión intraocular (PIO) es un concepto asociado al ojo y está
relacionado con el desarrollo del glaucoma.
¿Qué es la presión intraocular?
El ojo
carece de una estructura sólida en el interior, por lo que necesita una presión
intraocular adecuada para mantener su forma esférica.
En este
papel interviene el humor acuoso, un líquido presente en el interior del ojo y
cuyo equilibrio influye en la presión intraocular. Es decir, si no existe un
equilibrio entre la producción y eliminación de este líquido, el humor acuoso
aumenta originando una presión ocular alta.
Riesgos de la presión ocular alta
El principal
riesgo de tensión ocular alta es el glaucoma. Una presión elevada daña de forma
progresiva el nervio óptico del ojo con el riesgo de desarrollar esta patología
ocular.
Entre el
grupo de riesgo se encuentran quienes tienen una presión intraocular alta y,
además, tienen antecedentes familiares de glaucoma, diabetes, miopía elevada o
su edad es superior a los 50 años.
El glaucoma
no suele presentar síntomas en la fase inicial, sino cuando la patología ha
avanzado. Entre ellos se encuentran:
·
Ojos
sensibles a la luz o deslumbramientos.
·
Enrojecimiento
de los ojos y visión borrosa
·
Dolor
de ojos y de cabeza.
·
Dificultad
para ver en la oscuridad o en condiciones de poca luz.
·
Reducción
del campo visual periférico.
·
Pérdida
gradual de la visión.
¿Cómo puedes prevenirla?
La
prevención es fundamental, por lo que se aconsejan revisiones oculares anuales
a partir de los 45 o 50 años.
Para
prevenir esta situación también puedes poner de tu parte incorporando a tu vida
hábitos saludables como la práctica de ejercicio físico según tus necesidades,
no fumar ni tomar alcohol en exceso.
Evita la
sal, el azúcar y las harinas refinadas y consume más frutas y verduras ricas en
vitamina C, B1, el caroteno (pre-vitamina A).
Tratamientos de la presión ocular alta
Las
revisiones anuales son fundamentales para controlar la presión intraocular y
para detectar su origen. Dependiendo del caso, el oftalmólogo recomendará
colirios o medicamentos orales.
La prevención es la clave de una buena
salud ocular y se basa en la incorporación de hábitos saludables de
alimentación y de vida, además de las revisiones periódicas que ayudan a
detectar futuros problemas de visión.
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